AQUELLA ROCKOLA

«Muchas veces la música se convierte en palabras que sientes y las dices cantando»

-Amanda

A estas alturas los domingos la furgoneta de color azul claro ya no iba cargada de bicicletas, Barbies, carritos, los juegos con sus primos también cambiaron de a poco ya no eran la rayuela, el elástico, quemadas, cogidas, los países, las escondidas, ya no se cogían a los pollitos para que la gallina les siguiera a picarlos, ya no se adentraban al bosque a jugar que eran exploradores, ahora jugaban a que eran artistas, cantantes aquel patio grande de la casita dominguera se convertiría en el escenario de «Siempre en Domingo», programa muy reconocido de ese entonces, ponían la música que previamente en la semana era grabado en un casete que por cierto el rato de grabarlo cruzaban los dedos para que al Dj no se le ocurriera hablar, hacían coreografías de Timbiriche, Menudo, Las Flans, se sabían todas las canciones y los pasos, también se subían al bus que su primo lo tenia parqueado y lo convertían en un set de Television jugaban a repetir las escenas de la Telenovela La Fiera, o simulaban estar hiendo a la cuidad, uno de los primos sacaba la cabeza y gritaba a Quito a Quitoooo, nunca se aburrieron, siempre supieron como divertirse y cuando peleaban rápidamente se contentaban, antes de que oscurezca caminaban hacia la Virgen de Cuatro Esquinas, punto estratégico del pueblito, a lo lejos se podía ver subir a la caravana de carros con los jugadores del equipo de fútbol que fundo su Papá Cucu, se escuchan los pitos y a la gallada que gritaba Barceloooona, Barceloooona, Barcelooooona, flameando las banderas, todos se bajaban en cuatro esquinas en la cantina de nombre Mamá Nathy la única que había en el pueblito, aquel lugar más parecía la Sede Social del Equipo Barcelona de Llano Grande pues no se sabía si ese domingo ganarían o perderían, pero lo que si era seguro es que todo el equipo terminaría en aquella cantina y con una monedita prenderían aquella Rockola y de fondo ya se podía escuchar a Julio Jaramillo con su clásica canción «Nuestro Juramento» Hemos jurado amarnos hasta la muerte y si los muertos aman, después de muertos amarnos más… o la infaltable de Carlota Jaramillo «Si tú me olvidas» De terciopelo negro tengo cortinas, para enlutar mi pecho negrito si tú me olvidas, si tú me olvidas blanca azucena o la muy corta venas de Alci Acosta «El Contragolpe» Ahora veras lo que es tener las alas rotas, ahora veras lo que es sufrir con la derrota lo que me trajo tu maldad no tiene nombre…. Con dos o tres cervezas y a veces hasta jabas de cervezas celebraban las derrotas o los triunfos pero siempre celebraban, Amanda siempre entraba aquel lugar a ver a su Papá Cucu, lo besaba lo abrazaba y salía ya que frente a la cantina en otra esquina vendían las Hermanas de apellido Flores unas deliciosas Papi carne, Amanda con sus primos después de haberse deleitado de las papi carne se llenaban de valor para volver a la casita dominguera pues ya había oscurecido y en aquel camino empedrado poco iluminado había una casa muy vieja y abandonada , donde siempre se escuchó en aquel pueblito rumores que ahí se aparecía la María Angula (alma en pena de una mujer que perdió a sus hijos ) esa parte del camino se alistaban para pasarlo corriendo, una vez pasado ese tenebroso trayecto entre risas se contaban las anécdotas de ese día y de paso ya planeaban lo que harían al domingo siguiente, su Abuelita como era de costumbre cada domingo seguiría despidiéndolos con su tacita de chocolate con pan.

El tiempo no se detuvo ni con el cabello de Amanda, cabellera larga de tono negro azabache que le llegaba hasta la cintura, cabellera que Mamá Lala por años cuidaba, pues cada que se bañaba Carolina y Amanda preparaba un balde de agua de romero, agua con la que debían lavar su cabello, ese ritual fue por años, pero era de suponerse que Amanda rompería las reglas así que sin permiso de su Mamá Lala y con la ayuda de su Tía Rosita hermana de su Mamá, fueron al Gran Pasaje, Centro Comercial de ese entonces que se destacaba por tener a los mejores estilistas, ya se podrán imaginar la cara que puso su Mamá cuando vio llegar a Amanda recortada el cabello luciendo los famosos espirales muy de moda en esa época, que por cierto al otro día no podía ni peinarse porque ya no lucían como cuando salió de aquel sitio, su hermano mayor Carlitos entre risas le decía que su cabeza se parecía a la del mediocampista El Pibe Valderrama jugador de la selección de Colombia, a raíz de aquella gran travesura su Mamá Lala nunca más volvió a preparar su famosa agua de romero….


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1 Comment

  1. Germán Guamán 12 de junio de 2020 at 19:30

    Asi que la Rosita era tu cómplice no?

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